Este es un documento publicado por la OMS donde se revisa la evidencia disponible en cuanto a las dietas basadas en plantas y su impacto en salud, debido que cada vez más personas adhieren a estos patrones dietéticos por motivos de salud, medioambiente y bienestar animal.
Se incluyen como dietas basadas en plantas comunes la dieta vegana, lacto-vegetariana, lacto-ovo vegetariana, ovo-vegetariana, pesco-vegetariana y semi-vegetariana, en base a la cantidad y tipo de productos de origen animal que la dieta excluye.
En general, una dieta que es predominantemente basada en plantas y baja en sal, grasas saturadas y azúcares añadidas, es recomendada como parte de un estilo de vida saludable; se asocia ampliamente a menor riesgo de muerte prematura y ofrece protección contra las enfermedades crónicas no transmisibles. Esto se complementa con la evidencia que indica que limitar el consumo de carne roja (vaca, cerdo y cordero) y carne procesada (salchichas o vienesas, jamones, hamburguesas, carne molida, etc) aporta protección contra varias enfermedades crónicas no transmisibles.
En cuanto a las preocupaciones sobre suficiente ingesta de nutrientes en estos tipos de dietas, en esta revisión se observó que las dietas veganas se caracterizan por un consumo menor de grasas saturadas y mayor consumo de grasas insaturadas que son beneficiosas, además de que se encontró que estas dietas no se asocian a un mayor riesgo de ingesta insuficiente de vitaminas A, B1, B6, B9 (folato), C, E, hierro, fósforo, magnesio ni cobre en poblaciones adultas.
Específicamente para vitamina D y vitamina B12, que se encuentran principalmente en productos de origen animal, se puede considerar obtenerlas a través de suplementos, productos fortificados y exposición al sol (esto último, en el caso de la vitamina D).
Beneficios adicionales de dietas basadas en plantas:
Estas dietas tienen el potencial no sólo de mejorar la salud humana sino que también de reducir el impacto medioambiental asociado al alto consumo de productos de origen animal como carnes y lácteos. Adoptar un patrón dietético basado en plantas permite reducir la emisión de gases de invernadero, prevenir la pérdida de biodiversidad, reducir el uso global de tierras para agricultura y mejorar la salud de las personas, ahorrando billones de euros en Europa destinados hoy a gastos en salud. La ingesta excesiva de carne actual presenta una carga en el sistema de salud; por ejemplo, se estima que el año 2020 hubo 2,4 millones de muertes en el mundo y un gasto en salud de aproximadamente 240 millones de euros, atribuibles a un consumo excesivo de carnes rojas no procesadas y procesadas.
En conclusión, hay considerable evidencia que apoya el que las poblaciones trancisionen hacia dietas saludables basadas en plantas que reducen o eliminan la ingesta de productos de origen animal y maximizan el impacto en “Una salud”: la salud de los humanos, animales y medioambiente.
ACCEDE A LA REVISIÓN COMPLETA DE LA OMS AQUÍ:
Plant-based diets and their impact on health, sustainability and the environment. World Health Organization, European Office for the Prevention and Control of Noncommunicable Diseases. 2021
Blog escrito por: Dra. Francisca Soto-Aguilar B.