Los metabolitos que provienen de la microbiota intestinal, como la Trimetil-amina (TMA), son factores que pueden causar directamente enfermedades cardiovasculares, y se consideran un nuevo gran descubrimiento en la prevención y tratamiento de las mismas. La TMA se produce por la microbiota intestinal al metabolizar Colina y L-Carnitina de la dieta, y luego se absorbe y transporta vía portal al hígado, donde se cataliza y convierte en Trimetilamina-N-óxido (TMAO).
Se ha observado que el TMAO aumenta el reisgo cardiovascular incluso luego de excluir otros factores de riesgo, demostrando una asociación fuerte entre sus niveles circulantes y el riesgo y mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Así, se ha vuelto un marcador que podría estratificar dicho riesgo y predecir eventos cardiacos adversos.
Las principales fuentes dietéticas de precursores de TMA son los productos de origen animal, incluyendo huevos, pescado y carnes rojas, aunque también pollo. Sin embargo, cabe destacar que sólo algunos microbios pueden utilizar estos precursores dietéticos y sintetizar TMA, y personas con diferentes perfiles de microbiota intestinal podrían ser mayores o menores productores de este metabolito.
Las enfermedades cardiovasculares con las que los niveles de TMAO se han asociado incluyen aterosclerosis, falla cardiaca, hipertensión, arritmia y enfermedad de las arterias coronarias, y las vías fisiopatológicas que se están estudiando son múltiples, locales y sistémicas, e interconectadas.
Entre las estrategias en estudio para regular y reducir los niveles de TMAO incluyen un cambio en la alimentación, uso de antibióticos, desarrollo de fármacos inhibidores de TMAO, modulación microbiana con probióticos o prebióticos, y transplante fecal. Una de estas estrategias, además de reducir los niveles de TMAO, puede tener muchos otros beneficios en salud y por sí misma reducir el riesgo cardiovascular… ¿adivinas cuál es?